Del verbo “chupar”, chupete en inglés se denomina “pacifier”, o sea pacificador, lo que calma. Los padres deciden introducir el chupete a los bebés porque chupar sin alimento les tranquiliza y les resulta placentero.
Características generales
La necesidad de chupar del niño, durante los momentos en que no se está alimentando, es muy variable de uno a otro. Es preferible que se tranquilice con el chupete que succionando algún dedo, pues, si se acostumbra, es más fácil que deje de utilizar el chupete que la succión del dedo. Se recomienda no introducirlo antes de los 15 días porque puede interferir en la lactancia y retirarlo entre el primer y el tercer año dependiendo de cada caso. Después de los tres años es necesario eliminar el uso del chupete pues existe el riesgo de deformaciones bucales.
Síndrome de Down
Los lactantes con síndrome de Down tienen, por lo general, menos reflejo de succión, y, por tanto, menos necesidad de chupar y de usar el chupete. Esto se asocia, en gran medida, a la hipotonía de los músculos faciales. Sin embargo, el uso del chupete puede favorecer la tonificación de estos músculos.
Signos de alerta
Los pediatras conocen y pueden recomendar los chupetes que cumplan las normas de seguridad. Para que el chupete sea seguro debe cumplir en España las normas fijadas por AENOR (“Asociación Española de Normalización y Certificación”). Debe estar hecho de material plástico, tener bordes redondeados, poseer una anilla o tirador que permita extraerlo de la boca. La tetina no puede ser superior a 3,3 cm. y la base del chupete debe ser lo suficientemente grande para evitar que el niño pueda introducírselo todo en la boca, con el consiguiente riesgo de asfixia. El chupete se debe lavar a menudo y cambiarlo con relativa frecuencia para evitar infecciones.
Para los niños con síndrome de Down se recomiendan los chupetes anatómicos, ya que se amoldan mejor a sus características físicas bucales, siendo los de forma de bola menos aconsejables, ya que promueven la salida de la lengua para facilitar la respiración.
Orientaciones preventivo-terapéuticas
Es aconsejable no dar siempre el chupete cuando el niño esté inquieto o llore, sino tratar de calmarlo de diferentes maneras.
La edad ideal para retirar el chupete es hacia los 2-3 años. A partir del año, es aconsejable ir acostumbrando al niño a usar el chupete sólo cuando se vaya a la cama o en situación de tensión emocional. No está claro cuál es la mejor técnica, si la retirada brusca o la paulatina; dependerá del apego que el niño tenga al chupete. Se puede ir retirando poco a poco, una vez se haya dormido, o bien intentar asociar la retirada con un evento importante para él (“se lo han llevado los Reyes Magos”). También se puede reemplazar por un juguete nuevo o que le guste mucho al niño.